Nos enteramos sobre la NaProTecnología una noche gracias a mi tía y amiga Lucia, quien en ese momento también estaba escuchando el relato de la Dra. Ma. Angélica Sarmiento acerca de lo que era el modelo Creighton. No pudo terminar de escuchar todo el relato que pensó en nosotros. Automáticamente me llamo y me dijo que si yo quería ella iba a averiguar más y así nos pasó el contacto de la Dra. Sarmiento.
Por algún motivo mi esposo y yo nunca estuvimos convencidos al momento de comenzar un tratamiento de fertilidad, pero no por creer que estaba mal o desconfiar de los profesionales, sino porque a la hora de ir a las entrevistas, y si bien nos daban para hacer todo tipo de estudios, cuando éstos no arrojaban ningún resultado aunque más no fuera aproximado, directamente sugerían la Fecundación asistida.
Creemos que al no tener un diagnóstico, aunque mas no sea tentativo, no sabíamos cómo podía transcurrir el embarazo o si podría presentarse alguna complicación posterior para el bebe, y que por no tener un diagnóstico no la pudiéramos prever.
Cuando decidimos ir desde Posadas (Argentina) hasta Asunción (Paraguay) para conocer el método, las esperanzas estaban intactas, pero también sabíamos que no perdíamos nada con probar y ver que nos parecía y como siempre decimos… el NO ya lo teníamos, íbamos por un SI.
En este proceso de búsqueda, aunque fue difícil y con muchas ansiedades que debíamos manejar (sobre todo yo, que sentía el avance de mi reloj biológico), siempre hicimos todo juntos, con el mutuo consentimiento. Tanto para los estudios como a la hora de ir a un nuevo profesional, siempre estuvimos de acuerdo.
Para nosotros conocer, aprender y aplicar el Modelo Creighton significaba un viaje de seis horas, con un puente internacional en el medio, y saber que íbamos a tener que viajar (al principio) cada 20 días. Era una decisión que debíamos tomar juntos.
La primera vez que fuimos tuvimos una Sesión Introductoria, donde nos contaron del método y nos sentimos muy contenidos, comprendidos, y nos transmitieron esperanza.
En la primer etapa, de auto-conocimiento, donde -sobre todo yo- tenía que conocer mi cuerpo, lo que pasaba con cada cambio y prestar mucha atención y cuidado a cada detalle, me sentí muy acompañada y sobretodo asesorada por la Practitioner, quien constantemente contestaba nuestras consultas. En esta etapa sobre todo, me costó personalmente porque era “exponer” frente a mi esposo cuestiones muy íntimas de la biología de la mujer y sentía mucho pudor (a pesar de que hice muchísimo esfuerzo por relajarme con el tema). Nosotros optamos por trabajar en conjunto, es decir, era yo quien hacia las observaciones y el control de cada bio-marcador, pero era mi esposo quien las anotaba en la planilla del ciclo. Así que tenía que contarle todo en detalle para que podamos hacer una anotación correcta y en lo posible sin errores. Aprendí muchísimo en esta etapa, me sentía como una alumna de secundaria que no había prestado atención en clase y estaba aprendiendo todo de cero.
Aprendí muchísimo sobre mi cuerpo, los cambios normales que ocurren en cada ciclo y creo que lo mejor que pude hacer es acceder a esta educación para también poder tener las herramientas para conocer lo que en mi cuerpo es “normal” de aquello que “debería llamarme la atención”
Lo primero que aprendí es que a veces lo que uno cree que es infertilidad, puede ser simplemente desconocimiento y por ende, estar haciendo mal las cosas. Por otro lado, confirmamos que un diagnostico lo más preciso posible es muy importante al momento de decidir por un tratamiento. Que también en un porcentaje muy elevado influye nuestro contexto, cómo nos sentimos frente a situaciones que nos generan estrés o malestar constante. Personalmente, descubrí que mi contexto laboral y cómo estaba parada YO frente a esa situación, seguramente condicionaba mi salud, y por ende mi fertilidad.
Ahora me siento multiplicadora de este método científico natural. Siempre que podemos y las parejas nos permiten, contamos nuestra experiencia. De hecho, sabemos que hay dos matrimonios que tuvieron también éxito gracias a la NaProTecnología, como nosotros, y que pudieron ser padres gracias al método, y a creer y confiar en lo que les contamos, y sobre todo en los médicos.
Cuando se confirmó mi embarazo la felicidad no entraba en mi cuerpo!!! Quedé embarazada al tercer mes de comenzar el tratamiento NaPro, es decir, a los 9 meses de comenzar con el método Creighton. Al tercer día de atraso comencé a hablarle a mi bebe (recuerdo que la primera vez fue en el baño de mi trabajo). Cuando el test salió positivo (a los 10 días de atraso) tuve una mezcla de Felicidad absoluta y mucho miedo, quería salir y gritarlo a los 4 vientos. Al enterarnos, con mi marido nos arrodillamos y agradecimos.
Cuando nació Agustín supimos que nuestra vida había cambiado para siempre, y definir el sentimiento es difícil porque las palabras alegría, felicidad, bendición están siempre y quedan chicas!!
Solo quiero agregar que -más allá de que la NaProTechnology nos ayudo a cumplir nuestro más preciado deseo: el de tener un hijo- el Sistema Creighton me enseñó a mí como mujer a conocer mi cuerpo con mucha más profundidad.
Agustín ya tiene un año. ESTAMOS MUY AGRADECIDOS POR TODO!!!
Silvia, Eduardo y Agustín
Posadas, Misiones – Argentina